Teoría del apego

J. Bowlby fue el psiquiatra y el primero en formular una teoría del apego, al estudiar la relación y el vínculo que se establecía entre un hijo y su madre, concluyendo que, tanto la capacidad de resiliencia de los menores, como su conducta y desarrollo emocional posterior estaba directamente relacionada con el tipo de vínculo que los niños establecían con sus progenitores en los primeros años.

J. Bowlby (1907-1990).

J. Bowlby definió la conducta de apego como cualquier forma de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido. En tanto que la figura de apego permanezca accesible y responda, la conducta puede consistir en una mera verificación visual o auditiva del lugar en que se halla y en el intercambio ocasional de miradas y saludos. Empero, en ciertas circunstancias se observan también seguimiento o aferramiento a la figura de apego, así como tendencia a llamarla o a llorar, conductas que en general mueven a esa figura a brindar sus cuidados.

Apego seguro.

Es el apego más sano de todos y se da cuando el niño siente la incondicionalidad por parte de sus progenitores y tiene la certeza de que no van a fallarle. Este apego se da cuando el cuidador proporciona seguridad y se preocupa de establecer una comunicación y un contacto con el menor. No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono. Es decir, pueden llevar a una vida adulta independiente, sin prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos. Los bebés con este tipo de apego exploran de forma activa su medio ambiente cuando se encuentran solos con la figura de apego, y se intranquilizan al separarse de ella. Estos niños se sienten validados emocionalmente y seguros para relacionarse con lo que les rodea.

Apego seguro, diada madre-hijo.

Apego ansioso y ambivalente.

La ambivalencia emocional genera angustia. En este tipo de apego, el niño no confía en sus cuidadores y crece con una sensación de incertidumbre e inseguridad, debido a la inconstancia e inconsistencia en los cuidados o a la ambivalencia de los mismos. Estos niños tienden a presentar miedo y gran angustia ante las separaciones, así como también suelen tener dificultades para calmarse cuando el cuidador reaparece. Tienden a la vigilancia de su cuidador y la exploración del medio ambiente es poco relajada, siempre con el temor de alejarse de la figura de apego.una dificultad para calmarse cuando el cuidador vuelve. Los menores necesitan la aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el ambiente  procurando no alejarse de la figura de apego.

Apego evitativo.

El apego evitativo aparece cuando los cuidadores no proporcionan la seguridad suficiente para el menor, haciendo que este, desarrolle una autosuficiencia compulsiva y un distanciamiento emocional de los mismos. Estos niños, no suelen llorar cuando se separan de su cuidador y evitan el contacto. Esta conducta puede llegar a confundirse con la seguridad, pero en realidad, provoca un gran sufrimiento al menor. Estos niños suelen presentar grandes cuotas de estrés y crecen sintiéndose poco valorados, teniendo a la larga problemas de intimidad con los demás.

Apego desorganizado.

Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo y viene causado por una conducta insegura de los progenitores. El niño presenta comportamientos inadecuados y contradictorios en que el niño presenta comportamientos contradictorios e inadecuados, no confía en su cuidador e incluso puede llegar a sentir miedo hacia él. Son niños inseguros con tendencia a reacciones impulsivas o explosivas y con mala gestión de sus emociones.

La importancia de un apego seguro.

La calidad del apego determinará tanto el modelo mental del adulto, como sus relaciones con los demás, sus miedos o la gestión emocional que haga. Si de niños desarrollamos un concepto positivo de la figura de apego y de nosotros mismos, los sentimientos que experimentaremos serán de seguridad, confianza, alegría y bienestar, mientras que, si el modelo mental es negativo, nuestros sentimientos serán de inseguridad, desconfianza, ira y miedo. Es por ello, que resulta de suma importancia prestar atención a los primeros años de vida de los niños, estableciendo vínculos fuertes y una relación segura en la que ellos puedan sentirse cuidados y protegidos. A pesar de ello, el modelo de apego, aunque con dificultad, puede cambiar en la edad adulta mediante nuevos vínculos basados en relaciones sanas de amistad, pareja, laborales etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario